Tras el examen, se descubrió que la perra madre tenía una pata trasera rota, cuya causa aún se desconoce. Además, su pequeña descendencia estaba infestada con más de mil parásitos, una revelación impactante que resaltó las terribles condiciones que habían soportado.
El día siguiente marcó una reunión conmovedora dentro de los límites de la sala de tratamiento especial veterinario. Tanto la madre como el cachorro mostraron signos de mejora y su capacidad de recuperación se hizo patente. Una vez que se consideraron lo suficientemente saludables, se les concedió el paso al refugio de la autoridad animal, donde encontrarían un refugio seguro y la oportunidad de una vida mejor.
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